jueves, 12 de noviembre de 2009

La vida me enseñó mucho:
a perdonar sin entender porque pasan las cosas, a amar sin que me amen,
a sentir sin que me sientan, a tolerar sin que me toleren, pero no me ha
enseñado a sobrellevar la soledad, a vivir sin una caricia, sin un abrazo,
a levantarte a la mañana y no encontrar nadie a tu lado, a sentirte menos
que nada a querer gritar: estoy aquí, que me oigan, pero también
me ha enseñado a recordar las cosas bellas, el amor sublime de
una madre, la mirada tibia de un padre y el acogimiento de tener
simplemente la vida, que ya es mucho pedir y sentir que
teniéndola todo aquello que he escrito puede cambiar algún día,
porque no olvides que amar, sentir, tolerar y perdonar son parte de la misma vida.